¿Cuantas veces he empezado lo mismo y no lo he terminado?. ¿A cuántos de nosotros nos pasa lo mismo? Después, un día al pasar los años te das cuenta que no has hecho nada con tu vida, que tus planes se han ido quedando para mañana, o simplemente como cosas deformes e inacabadas.
Y un buen día te empiezas a preguntar por qué no has hecho realidad tus sueños, esta es una pregunta muy dura, porque los culpables somos nosotros mismos, que nos hemos puesto excusas día tras día para poder defender a una débil voluntad que solo hace lo más cómodo que es subsistir día tras día. Pero nuestro poderoso y maravilloso ego no quiere reconocer que nosotros somos los únicos culpables y empezamos a mirar a nuestro alrededor, a ver a quien le podemos colgar el San Benito, y por supuesto que siempre encontramos cabezas de turco muy convenientes, el marido, los hijos etc. Y sin saberlo empezamos a estropear las relaciones con todas esas personas porque las estamos haciendo responsables por el fracaso y la frustración que nosotros mismos nos hemos creado.
Pero hay que afrontar este asunto porque sino la vida se convierte en algo más miserable todavía que el no haber hecho nada, se convierte en un infierno que nosotros mismos nos creamos, y simplemente nos preparamos para el final, para envejecer de la forma más absurda, tirando el resto de nuestra vida a la basura. Claro como hemos tirado la primera mitad, pues tiremos también la segunda. De todas formas para ese entonces ya nos habremos convencido de que nosotros somos solo unas víctimas del egoísmo de la gente que nos rodea, pues diariamente nos regocijaremos en la misma miseria sin el menor sentimiento de culpa con nosotros mismos. Al final del día lo que no queremos es tener ningún sentimiento de culpa con nosotros mismos. Si hemos cometido errores, está bien, si hemos actuado mal, está bien, siempre y cuando le podamos echar la culpa a otro.
Bueno pues debemos despertar y debemos empezar a tomar decisiones. Tenemos que empezar a concentrar nuestros pensamientos en lo que tenemos, en vez de en lo que no tenemos.
Debemos descubrir una nueva realidad de pensamientos positivos, despertar a un conocimiento profundo de nosotros mismos que nos permita concentrarnos en las partes positivas de nuestro ser, despertar las partes positivas de nuestra vida, de nuestro entorno. Ese conocimiento profundo de nosotros mismos también nos dará la fuerza necesaria para tomar todas las decisiones diariamente que nos ayuden a eliminar las cosas o las situaciones de nuestra vida que nos están molestando y que de alguna forma consideramos negativas.
Y así, construyendo pensamientos positivos y eliminando de nuestra vida cualquier cosa que consideremos negativa, tendremos muy fácil el camino hacia nuestra felicidad.
Sí, ya sé que muchos de vosotros os estaréis diciendo ahora mismo “Si eso suena muy bonito, pero, ¿como lo consigo?”. Tranquilos que ese es el propósito de los siguientes capítulos, enseñaros como lograr esa transformación en nosotros.
Así que vamos a comenzar a partir del siguiente capítulo una conversación de tú a tú con nuestro Yo interno, con nosotros mismos, sin decirnos mentiras piadosas, una conversación sincera, abierta y llena de amor.
Vamos a analizar muchos de nuestros sentimientos a lo largo de los siguientes capítulos y quiero que todos tengamos claro que la finalidad cuando analizamos aspectos negativos de nosotros mismos, no es la de juzgarnos, el propósito es conocer a fondo estos sentimientos negativos, y averiguar porque están ahí, con el único objetivo de transformarlos y cambiarlos por sentimientos positivos.
No podemos cambiar una situación sin antes admitir que existe, debemos reconocer el problema y analizar porqué y cuando comenzó. Sin este propio reconocimiento y análisis no podremos transformar conductas negativas por positivas. No puedes cambiar un pensamiento negativo si no eres consciente de que tal pensamiento negativo existe.