A Su Imagen Y Semejanza

Verdaderamente DIOS nos creo a su imagen y semejanza. Nuestro ADN espiritual es exactamente igual al de DIOS. Sin embargo nos es difícil aceptar y comprender nuestra naturaleza, nos toma mucho tiempo, muchas vidas llegar a aceptar que somos hijos de DIOS. Aceptar que verdaderamente somos, todos nosotros, hijos de DIOS es muy diferente a simplemente leerlo en un libro o repetirlo en una oración sin saber lo que decimos.

Aceptar que todos nosotros estamos creados a Imagen y Semejanza de DIOS significa  pensar, sentir, vivir como verdaderos hijos de DIOS. Significa no tener miedo alguno, no tener ningún tipo de limitación, brillar como seres de luz que somos, ejerciendo el poder, el amor y la sabiduría con los que fuimos creados. A su imagen y semeja implica ser participes de la perfección, la armonía, la paz, la sabiduría y el poder de DIOS, con cada una de nuestras intenciones, pensamientos, sentimientos, acciones y reacciones.

Desde nuestra infancia hemos escuchado un sin numero de veces que fuimos creados a Imagen y Semejanza  de DIOS. Esta frase forma parte de nuestro vocabulario pero realmente no nos acerca a nuestra verdadera identidad. Esta frase por si sola no va a facilitarnos de ninguna forma vivir nuestra herencia como hijos perfectos de un PADRE perfecto.

Pretendemos entender de una forma intelectual lo que solo se puede vivir. No entendemos como se creo el universo (solo contamos con posibles teorías) y sin embargo vivimos en el. De la misma forma nuestra limitada mente no llegara a comprender la grandeza de DIOS y sin embargo somos DIOS y DIOS es con nosotros. No necesitamos comprender sino simplemente SER, esa es la diferencia.

Es igual que si tomásemos un perrito nada mas nacer y lo pusiésemos en un gallinero aislado totalmente de los demás perros y siempre rodeado por gallinas. El perro se comportaría como una gallina puesto que es lo único que conoce y lo único que ha visto, sin embargo su instinto siempre le diría que ese no es su sitio aun sin saber porque. Y por el hecho de comportarse como una gallina nunca ha dejado de ser un perro.

Nuestra experiencia como seres humanos es muy similar. Imitamos lo que conocemos, lo que vemos a nuestro alrededor limitaciones y carencias. Imitamos la falta de amor, de comprensión, la falta de dinero y de oportunidades, la falta de perdón y entendimiento. Sin embargo estas experiencias que decidimos imitar positivas o negativas, constructivas o destructivas no son un indicio de que en ningún momento hemos dejado de SER hijos de DIOS, y desde nuestra propia calidad humana seres creados en estado de perfección con todos los atributos de nuestro Creador. Siempre estamos buscando algo mas porque nuestro propio instinto y naturaleza espiritual nos dice que  no somos mendigos, que somos reyes actuando como mendigos.

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